Estoy tratando de esculpir una Virgen; no soy escultor, lo hago por afición y por descanso; la madera es dura, las herramientas inadecuadas; me canso, pierdo las esperanzas, me dan ganas de tirar la madera al fuego.
Pienso, Señor, que también la vida es así.
!Cuántas obras emprendemos sin saber cómo van a concluir! Sí, toda la historia humana es así, como una escultura que lentamente va tomando forma; golpe tras golpe la van labrando.
!Cuántos golpes nos va propinando la vida!, con frecuencia dolorosos y crueles, incomprensibles a veces, pero necesarios para hacernos madurar y crecer.
Que reconozca, Señor, tu mano cariñosa y paternal de artista que va labrando mi vida.
Algunos golpes no los entiendo, me parecen sin sentido; otros me llegan de donde menos lo espero y me hieren profundamente.
Haz que sea un madero dócil en tus manos, que no esquive los golpes; sé que quieres hacer algo útil de mí.
Quizás es tu propia figura, la que quieres esculpir en mí.
Fuente: Caricias para el alma-Cecilia Contreras V.
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